Los valores superiores de los Derechos Humanos
18 septiembre, 2017
Introducción
El presente trabajo, está basado en la búsqueda de hacer una verdadera reflexión de aquellos históricamente olvidados, es así que en el desarrollo de aquellos que hemos denominados Valores superiores de los derechos humanos, entre los cuales tenemos a la libertad como eje principal al cual, la seguridad, solidaridad, igualdad, y bajo mi perspectiva verdad, van a generar producto de su interrelación un catalogo de derechos conocidos como Derechos Humanos.
Para demostrar mi posición respecto al valor verdad, he visto necesario primero hacer un desarrollo, que si bien es cierto no es a profundidad, va a dar al lector algunas nociones básicas respecto a los valores que vengo mencionando, para posteriormente, hacer un desarrollo un poco más elaborado de la Verdad como valor, señalando fundamentaciones históricas y racionales, de este dentro de la sociedad, y el Estado Democrático. Asimismo reflexionar sobre las posturas que actualmente existen respecto a la verdad, como un valor dentro de un contexto social, su importancia y su aporte junto con los demás valores para fundamentar moral y jurídicamente la ya mencionada carta de derechos.
El autor.
La Verdad: Valor superior del Estado en Democracia.
«La verdad, en cuyas filas debemos estar alineados, no pertenece a uno sino que es patrimonio de la colectividad«
Juan Luis Vives.
Alcanzar una vida digna o el establecer el respeto a la dignidad humana, viene a ser el objetivo al cual se busca llegar con los derechos fundamentales, para ello la filosofía del derecho parte de cuatro valores, libertad, igualdad, seguridad y solidaridad, a los cuales desde mi perspectiva se debe añadir el valor verdad.
Los valores superiores de los derechos humanos se prolongan en la vida social, a través de los derechos fundamentales. Es así que el sustento filosófico de los derechos, pertenece a una dimensión orientada a la búsqueda de la realización integral, del <<hombre>> o para un grupo determinado de personas como <<discapacitados>>, dentro de la sociedad; los cuales vienen a ser aquellos argumentos que han de servir para la búsqueda de la felicidad[1]e independencia; vistos desde la óptica de la cultura moderna, influida por el liberalismo, el socialismo y las tendencias democráticas. Por consiguiente, los derechos fundamentales vienen a ser una pretensión moral justificada, tendente a facilitar la autonomía y la independencia personal, arraigada en las ideas de libertad e igualdad. Construida por una reflexión racional en la historia del mundo moderno, con las aportaciones de la filosofía moral y política liberal, democrática y socialista.
Si asumimos una postura reduccionista de los Derechos, tendremos como resultado que la libertad y la igualdad, son la base para la elaboración del catálogo de derechos, motivo por el cual estos, –libertad e igualdad- deben ser situados dentro del plano de principios rectores de los Derechos. De acuerdo a ello, para quienes acepten esta teoría, la raíz o el fundamento de los derechos humanos o los derechos fundamentales -según sea la corriente doctrinaria que asuma el lector- los denominaré, utilizando la terminología usada en el texto constitucional español <<valores superiores>>[2].
Los derechos humanos son una realidad cultural de la vida social, y por consiguiente se pretende la eficacia de estos, para la realización de sus objetivos; lo cual vincula la realidad con el poder, un poder institucionalizado; capaz de asumir estos valores morales, que fundamentan la idea de los derechos y convertirlos en valores políticos.
En la mayoría de casos el consenso moral se convierte en valores políticos, por diversos agentes, –presión social, reflexión de sus teóricos y por la acción práctica de legisladores, jueces, funcionarios- lo que supone un acto de voluntad.
Antes de desarrollar los siguientes capítulos, debo añadir que la reflexión que hago, se mantiene en el plano de la moralidad, pero no podemos negar que solo va tener relevancia cuando se le concedan dimensiones políticas y jurídicas y el poder va ser el elemento de conexión entre la moralidad y la juricidad. Dicho en términos del profesor Peces Barba, se va dar explicación al ¿por qué y para qué?
Conviene aclarar que los valores o principios que fundamentan los derechos humanos cumplen también otros objetivos. Contrariamente a lo que piensa Dworkin, no están exclusivamente en la raíz de los derechos, sino que son a la vez principios de organización, de interpretación o de producción normativa, son valores que fundamentan derechos[3]El profesor Laporta, se refiere a ellos, dándoles la denominación de derechos morales, pero son también valores que fundamentan formas de organización constitucional o más, genéricamente, en el ordenamiento jurídico[4]Así la llamada igualdad formal está en la raíz de instituciones, como el proceso, y la libertad, en el principio de las mayorías o en la separación de poderes. Los principios de interpretación o de producción normativa, intervienen, en la dinámica del Derecho, en su aplicación para ayudar a aclarar el sentido de normas, reglas, o de otros principios más concretos en el primer caso, y para acortar la producción de otras normas en el segundo. Podemos señalar entre ellos, el principio de abuso del derecho, del fraude a la ley, in dubio pro reo, de la buena fe, etc.
Capítulo I:
La libertad
1. Nociones acerca de la Libertad
Tanto en el análisis histórico como en la reflexión teórica, el primer valor que aparece por su importancia, es el de la libertad, que como podemos ver se encuentra en diferentes discursos doctrinales como el humanismo y el iusnaturalismo racionalista, con una data tan antelada como el pensamiento humano, el cual cumplirá un rol central, ya que en torno a él derivan y explican otros valores.
La libertad tiene un rol central, que se concreta con el sentido último de la moralidad, que se genera como producto del dinamismo que va desde la libertad psicológica, a la libertad moral, utilizando a la libertad social, política y jurídica, como fundamento de derechos. Para hacer posible en la vida social ese dinamismo que tiene como objetivo la libertad, autonomía, o independencia moral; al grado de considerarla un valor material que incide en los contenidos del Derecho; a través de los derechos fundamentales y a la vez como principio de organización. Estos principios de organización vienen a ser consecuencia de la libertad en la estructura del poder del Estado y de la Administración; y los derechos fundamentales en las atribuciones de éstos, a sujetos de derechos.
El núcleo inicial de libertad se homogeniza con los principios de organización en cuanto a sus fines, aunque los diversifique en cuanto a los medios. En una sociedad democrática moderna, la libertad vista desde el poder, supone unos determinados criterios, los principios de organización, como el de las mayorías, el de separación de poderes o el respeto a las minorías, y vista desde el individuo, o desde grupos sociales de los que éste forma parte, un conjunto de derechos, libertades, potestades o inmunidades.
Como se puede denotar el concepto de libertad es multivalente; por ello, en un esfuerzo de abstracción vamos a separarlo en dos ámbitos: libertad moral y, libertad jurídica, social y política. Ambas dimensiones se necesitan, porque los principios de organización de poder no se comprenden sin los derechos fundamentales, ni los derechos fundamentales sin una determinada forma de poder, existiendo una interdependencia, la cual se deriva de la matriz común: la libertad social, política y jurídica, para alcanzar la moralidad.
La libertad como fundamento de los derechos humanos, es consecuencia de la existencia de mecanismos de organización en la vida social que permiten al hombre buscar y en su caso alcanzar, la autonomía independencia o libertad moral, conseguir la comunicación que desee a través del lenguaje, y reflexionar sin trabas en la construcción de conceptos generales. A este tipo de libertad la podemos denominar de no interferencia. Por otro la lado la libertad es la facultad de hacer lo que se desee, partiendo de la constatación de desigualdades instrumentales, derivadas de la existencia de necesidades sin satisfacer, que impiden o dificultan el ejercicio del primer tipo de libertad como no interferencia, al ser imprescindible su disfrute para poder elegir y decidir libremente y con una información solvente.
Lo que busca es dejar atrás aquellos obstáculos internos que puedan surgir, mientras en el primer caso –libertad de no interferencia- se pretende garantizar el disfrute del derecho frente a los obstáculos externos que se puedan presentar. Es la libertad aquella por la cual buscamos suplir nuestras carencias, cuando no somos capaces de hacerlo con nuestras propias fuerzas, porque las necesidades básicas, exigen la realización de un esfuerzo colectivo para su superación.
Con la idea de buscar clarificar adecuadamente mi exposición, haré un pequeño desarrollo de lo que trata la libertad moral, como la libertad jurídica, social y política.
a.- Libertad Moral.
Los diferentes ámbitos entre los cuales se encuentra la ética, tales como la política y el ámbito jurídico, son el núcleo o la esencia donde nace la libertad y los derechos fundamentales.
La libertad cumple un papel importante, por el cual conecta con el sentido último de la moralidad, que es el dinamismo desde la libertad psicológica a la libertad moral y que sirve a la libertad jurídica, social y política, la cual fundamenta los derechos, haciendo posible la vida en sociedad.
La importancia de la dimensión moral de la libertad, radica en que la libertad sin dimensión moral carecería de legitimidad, sin su dimensión política no podría legalizarse y sin dimensión jurídica no podría hacerse válida. Siendo un referente central para fundamentar derechos, y es por ello que valores como seguridad, solidaridad y verdad tienen que identificarse y definirse en relación con ella.
En otras palabras indicaremos que el dinamismo, hasta alcanzar la libertad moral, se produce siempre en el ámbito social -en la relación entre los demás- con lo que aceptar ese planteamiento supondría aceptar que el establecimiento de preferencias éticas, o como dicen los analíticos, de los planes de vida, y con ello se puede dañar los derechos de los demás. De lo señalado se puede concluir que los causes para evitar la falta de límitesen las preferencias sobre los ideales personales de vida, se basan en el Derecho, y las puertas que abre en la vida social, la libertad social, se dan gracias a la fundamentación de los derechos fundamentales.
b.- Libertad Jurídica, Social y Política.
La libertad jurídica, social y política surge a partir del mundo moral, como una exigencia para el pleno desarrollo de la dignidad, entendida como libertad o autonomía moral, y una acción razonada hace que la reflexión moral se traslade a la conducta dentro de la sociedad y el Estado, convirtiendo la libertad jurídica, social y política, en un valor político asumido por determinadas concepciones del poder.
Las tres dimensiones en cuyo seno se va geminando la libertad y sus consecuencias, (los derechos fundamentales) son: la ética, la política, y la jurídica. Naciendo la necesidad de la libertad dentro de la sociedad moderna para que se pueda realizar un desarrollo generalizado de la persona.
Cuando nos ponemos a reflexionar respecto a los medios y fines para la realización del valor político de la libertad en la sociedad, tenemos que recurrir al Derecho como forma de organización social eficaz y fuerte, de esta manera se completa el recorrido del valor moral al valor jurídico, expresado en los derechos fundamentales, a través de los cuales las personas podrán controlar libremente su comportamiento, con el conocimiento de las circunstancias relevantes como dice Gewirth[5]
Basados en una reflexión racional, podemos concluir que la libertad jurídica, social y política es un elemento imprescindible para el accionar de cada individuo; ya que gracias a esta, la persona va alcanzar sus objetivos y fines morales, los cuales son la expresión de la dignidad humana. Sin dejar de tener en cuenta que estos objetivos morales, de los individuos deben ser generalizables.
Junto a esa capacidad de libertad moral, la dignidad moral se expresa a través del lenguaje y la existencia misma de la razón, que nos permite abstraer, y elaborar conceptos generales. No se puede olvidar, que las éticas comunicativas se basan precisamente en la idea de que <<el lenguaje se encamina originariamente a lograr un fin moral>>[6]. Estos rasgos descriptivos, autonomía moral, comunicación y elaboración de conceptos generales, se identifican con un término valorativo como dignidad humana, y son relevantes como justificación o fundamento de los derechos, que serán instrumentos necesarios para la realización de la dignidad humana así entendida. Debemos tener en cuenta que esos rasgos de la dignidad del hombre no pueden ser realizarlos aisladamente, porque la dignidad es propia del hombre social.
El núcleo inicial de la libertad homogeniza los principios de organización en cuanto a sus fines, aunque los diversifique en cuanto a sus medios. En la actualidad en una sociedad democrática, la libertad, desde el poder supone determinados criterios, principios de organización, separación de poderes, y desde el enfoque del individuo o de un colectivo, va generar un conjunto de derechos, autonomías, facultades o exenciones. Planteamiento parecido al que hace Montesquieu, cuando distingue, entre libertad política en relación con la constitución y otra en relación con el ciudadano.[7] Ambas entran en una relación mutualista, porque los principios de organización del poder no se comprenden sin los derechos fundamentales, ni viceversa.
Capítulo II:
La Seguridad Jurídica.
1.- Nociones acerca de la seguridad Jurídica
En el mundo medieval, la seguridad provenía o era proporcionada por la Iglesia Católica, o a través de vínculos sociales como el feudalismo y los gremios, los cuales generaban un sentimiento de protección.
En la modernidad, la seguridad se convertirá en el primer objetivo del Derecho y en una condición necesaria para la convivencia pacífica, en la cual sea viable la libertad. Esta concepción la encontramos en diversos representantes del iusnaturalismo, racionalista, siendo una de las bases contractualistas, que han de explicar el paso del estado de naturaleza a la convivencia en sociedad. De igual forma podemos apreciar que la seguridad como valor superior se encuentra en la base de la protección de los derechos, con la cual se quiere evitar o limitar los abusos que puedan surgir dentro del ámbito punitivo, procesal, teniendo con el desarrollo doctrinal y fáctico un mayor alcance.
Desde una perspectiva cronológica, se puede apreciar que la seguridad jurídica es un valor moral prioritario, que surge dentro del mundo moderno, siendo el motivo central del pacto que justifica la aparición de la sociedad y del poder. Asimismo, viene a ser el instrumento para que otros valores complementarios a la libertad, entre ellos la verdad, sean accesibles o alcanzables en la realidad social. Por ello se puede afirmar que no es posible el desarrollo moral del hombre sin la existencia de condiciones seguras, convirtiendo a este valor en uno de los requisitos mínimos para que la vida en sociedad sea factible.
La seguridad es un valor formal y procedimental, que incluye a la igualdad formal para el logro de las condiciones de paz, necesarias para que la libertad pueda arraigarse, siendo el argumento principal para los derechos que tiene el individuo, así como para los que se van creando, y sirvan para dar elementos de estabilidad y de sosiego en un ámbito sin interferencias u obstáculos para el goce de los mismos.
La importancia de la seguridad, no solo va a darse en el ámbito de los derechos, como un fundamento de las garantías procesales, el derecho a la jurisdicción o de protección de algunos derechos. Su relevancia jurídica también se da porque viene a ser un principio de organización, como vemos en los recursos de irrectroactividad, prescripción y caducidad. Es por ello que Fuller describe a la seguridad como <<la moral que hace posible el Derecho>>[8]
La seguridad como valor supone la creación de un ámbito de certeza, de saber a qué atenerse, borrando así el temor y la desconfianza dentro de las relaciones sociales entre los seres humanos. Siendo el mínimum existencial que permite el desarrollo de la dignidad humana y hace posible la vida, mediante la creación de mecanismos de garantía ante la vulneración de un derecho, en los cuales está presente el valor verdad como elemento indispensable.
Resumiendo diremos que la seguridad es el elemento que otorga tranquilidad, y disipa el temor, dando certeza frente al abuso del poder, en el propio sistema jurídico, y frente a la desesperanza que produce la insatisfacción de necesidades básicas. Siendo imposible buscar el enfrentamiento entre seguridad y justicia, sino que la justicia incluye entre sus dimensiones, a derechos fundados en razones de seguridad y ambas están unidas mediante un lazo que viene a ser el valor verdad.
Para entender la relevancia de la seguridad, daré algunos parámetros para ver como se interrelaciona con elementos del Estado, como son el poder, el derecho y la sociedad.
a.- La seguridad Jurídica y su relación con el Poder
Como se manifiesta, la seguridad genera confianza para que se produzca la interrelación entre los seres humanos, pero no solo se da en este ámbito sino que también a través de este valor se busca frenar el abuso que pueden generar los gobernantes por medio de toda la maquinaria coercitiva que posee el Estado, por ser quien detenta el monopolio de la violencia.
Sobre esto se debe precisar que la seguridad va ir acompañada de la capacidad para poder determinar quién manda y quien cumple esos mandatos, en otras palabras quien crea del Derecho y a quien va destinado. Siendo esta situación el fundamento de derechos de participación política; sin dejar de lado claro, está al valor libertad.
Pero el fundamento de la seguridad jurídica no solo se refiere a quien y para quien se manda, también está presente en la forma o los mecanismos que se utilizan para hacer cumplir esos mandatos y para ello necesario la creación de procedimientos generales que se verán plasmados tanto en la constitución como en las leyes.
El principal derecho vinculado a la seguridad jurídica, es el derecho a la seguridad el cual está vinculado al derecho a la libertad. De la misma forma el derecho a la igualdad procesal y la igualdad ante la ley están vinculados al derecho a la seguridad jurídica, siendo el caso más relevante de esta vinculación el conjunto de las llamadas garantías procesales[9]
b.- La seguridad Jurídica y su relación con el Derecho.
Esta relación va estar vinculada a la creación, modificación y derogación, por la existencia de un procedimiento previo, así como la aplicación de las normas para su cumplimiento.
Debemos identificar que como preservación y garantía del ordenamiento está incluso el sistema de recursos, incluidos los que se presentan ante el tribunal constitucional, el principio de responsabilidad de la administración por el funcionamiento de los servicios públicos, el principio de responsabilidad del estado por el error judicial, o el principio de cosa juzgada que da firmeza al fallo judicial. Además tenemos que tener en cuenta que sumado a lo señalado existen criterios de seguridad que se fundamentan a subsistemas con carácter propio, como el principio <<indubio pro reo>> o <<indubio pro operario>>.
El concepto de seguridad jurídica ha ido evolucionando, es así que de la idea de Montesquieu, respecto a la aplicación de las normas en forma mecánica, convirtiendo a los jueces en la boca muda que pronuncia las palabras de la Ley[10]ha quedado como parte de la historia, surgiendo en la actualidad dimensiones de la seguridad, que se materializan como principios de organización, con la finalidad de configurar la seguridad del Derecho; o como Derecho contenido en el derecho fundamental a la seguridad. Así, también podemos ver una dimensión de la seguridad como derecho subjetivo constituido sobre el correlativo deber de los poderes públicos, a ajustarse en sus comportamientos jurídicos de conformidad con los referidos principios, y normas que rigen un estado.
c.- La seguridad Jurídica y su relación con la Sociedad.
En este punto estamos hablando de una seguridad social, la cual se hace posible a través del desarrollo normativo y las decisiones jurisdiccionales. Lo que se busca respecto a este tema, es hacer extensible la acción del Derecho a los sectores históricamente olvidados.[11]
Con el desarrollo del enlace entre libertad y seguridad, el Estado social y los derechos fundamentales denominados económicos, sociales y culturales, van a tener un desarrollo filosófico, basado en generar en los seres humanos la esperanza de que los débiles no sean olvidados. Todo esto, sustentado como principio de organización y seguridad, crea deberes para los poderes públicos y para los particulares.
Capítulo III:
La Solidaridad
1.- Nociones respecto a la Solidaridad
Un conjunto de filósofos, entre los que destaca Aristóteles, acentúan la idea de solidaridad vinculada a la amistad[12]siendo Cicerón, a través del humanismo jurídico y el iusnaturalismo racionalista, quien dio una visión diferente, por la cual actualmente vinculamos a la solidaridad como valor superior[13]o como lo define Victoria Camps virtud pública[14]
En el ámbito del pensamiento moral, veremos a la solidaridad como un elemento que está presente dentro de la cultura griega, pero como valor superior, denotaremos su vinculación con el Derecho a mediados del Siglo XIX[15]época a partir de la cual podemos considerarlo como un valor superior. En este sentido, Hitlodeo señala que <<es el deber del soberano velar por la prosperidad de su pueblo>>[16].
La solidaridad viene a ser un valor que va potenciar las dimensiones comunitarias, como la interacción entre los seres humanos, y se complementa tanto con la verdad y la seguridad, como elementos que van a dar tranquilidad a los miembros de una colectividad o estado, debido a que conocen las consecuencias que han de desencadenar ciertas conductas.
Como hemos señalado todos los valores superiores, inciden objetivamente a través de principios de organización de los poderes en su estructura y en sus funciones, así como dentro de la relación con organizaciones internacionales, o con una actuación directa el Estado.
A este punto la solidaridad actúa al servicio de la persona humana[17]por consiguiente la finalidad del valor superior de solidaridad busca contribuir a la autonomía, independencia o libertad moral de las personas, al igual que los restantes valores. La solidaridad asume un rol importante como un valor que es asumido por una concepción política para ser realizado, en la sociedad a través del Derecho, y en este supuesto va actuar dsde una posición subjetiva prioritaria, fundamentando a lo que conocemos como derechos fundamentales.
Según González Amuchastegui, al aceptar la existencia de la solidaridad como valor, aceptamos la importancia de los demás, para nuestro desarrollo y defendemos los deberes positivos que constituyen una noción moral plenamente justificada y un elemento básico de nuestro sistema ético-normativo[18]Por ello no es posible establecer la solidaridad como valor en aquello que conocemos como sociedades privadas, ni en aquellas en las cuales rige la dialéctica amigo enemigo[19]
El fundamento de la solidaridad es el reconocimiento de la realidad del otro y la consideración de sus problemas como propios, y susceptibles de resolución con intervención de los poderes públicos y de los demás[20]-siendo para ello necesario la inclusión de la verdad como valor-. Por este motivo es que se produce un impulso de la maquinaria doctrinal para la extensión de la idea de los derechos. A partir de la idea de la humanidad, veremos dentro de su formulación se sitúa a la solidaridad y con ello se ha de sustentar la defensa de la idea de que todos los hombres deben están en igualdad en la partición de derechos y deberes básicos (Principio rawlsiano)[21].
Podemos concluir señalando que el valor solidaridad es un instrumento clave para la comprensión de la aplicación y para la interpretación de los derechos. Por lo tanto el uso solidario de los derechos intenta ser respetuoso con los derechos de los demás, evita una afirmación tajante y absoluta del propio derecho y tiene en cuenta los perjuicios que se pueden producir a terceros, ingresando a la discusión doctrinal el concepto de abuso de derecho.
Capítulo III:
La Verdad: Valor superior del Estado en Democracia.
1. Motivación histórica.
La ligazón entre libertad y verdad es conocida desde épocas de Platón, es así que en la narración hecha «el Simil en la Caverna»[22], nos indica que la liberación de la cadena no constituye la verdadera libertad, tan solo una etapa de la transición para alcanzar esta. La verdadera libertad se logra cuando el Simil sale de la cueva y luego de la deslumbración de la luz, comienza a apreciar las cosas, lo que llama Heidegger como «lo que se toma por descubierto.
En este punto la verdad comienza por significar lo rescatado a un encubrimiento. Por consiguiente: Verdad, al ser tal tipo de rescate, es una cierta manera de desencubrir lo encubierto a través del encerramiento, reserva, encapsulamiento, tapujos, velamiento, despiste, lo cual según Platón tienen que ser rescatado. A esto añade que «.la liberación, propiamente tal, consiste en tener insistentemente dispuesta la mirada a lo que aparece en su aspecto, y en tal aspecto es lo máximamente desencubierto»[23], concluyendo que «La libertad consiste en tal tipo de dirección«[24].
Para Platón la esencia de la verdad no habrá de explicarse por la esencia de un desencubrimiento, proveniente de la propia plenitud esencial, sino transferirla a la esencia de la Idea. De la misma forma Aristóteles indicó que la determinación esencial de la verdad impera para la construcción de una sociedad. En el capítulo final del libro IX de la Metafísica (Met. Theta, 10 1051a 34 ss.), donde llega la cumbre el pensamiento aristotélico acerca del Ser de un ente cualquiera, el desencubrimiento es el rasgo fundamental y omnidominante de el ser. Con todo puede decir allí mismo Aristóteles: «que lo falso y lo verdadero no se hallan en las cosas (mismas)… sino en el entendimiento» (Met. E 4, 1027b, 25 ss.).
Para la escolástica medieval vale la sentencia de Tomás de Aquino: veritas propire invenitur in intellectu humano vel divino (Quaestiones de Veritate, qu. I, art. 4, resp.): «la verdad se halla propiamente en el entendimiento humano o divino». En el entendimiento tiene, pues, la verdad su propio y esencial lugar».
En el comienzo de la época moderna, dice Descartes, agudizando la anterior sentencia: veritaten propie vel falsitatem nos nisi in solo intellectu esse posse (Regulae ad directionem ingenii, Reg. VIII, Opp. X, 396): «verdad o falsedad, en sentido propio, no pueden hallarse más que en el entendimiento» Y en la época que inicia la consumación de la edad moderna, Nietzsche dirá, «verdad es esa clase de error sin el cual no podría vivir una determinada clase de vivientes. El valor para la vida es lo que, en última instancia, decide». (Nota del año 1775 a Der Wille zur Macht, n. 493).
Si la verdad, según Nietzsche, es una especie de error, claro está que su esencia se hallará en una cierta manera de pensar que falsifique, siempre y necesariamente, lo real, ya que toda representación detiene el incontenible «devenir», y con lo así detenido y fijado, por oposición al fluyente «devenir», establece, con pretensiones de realidad, a algo que no se le parece, o sea, algo incorrecto, y por tanto errado.
Al definir Nietzsche la verdad como incorrección del pensamiento, asiente a la tradicional esencia de la verdad: la rectitud del enunciado (logos). En el concepto de verdad según Nietzsche se reflejan las extremosas y últimas consecuencias del viraje de la verdad: de desencubrimiento del ser a rectitud del mirar. El viraje mismo se realiza en la determinación del Ser de un ente, (esto es: dicho a lo griego, de la credencialización de lo presente).
En virtud de esta interpretación del Ser, la presentación ya no será, como en los comienzos del pensamiento occidental, la salida de lo encubierto a descubierto, siendo el desencubrimiento mismo, el que constituye el rasgo fundamental de la presentación.
Platón concibe la presentación (@bF4″) como 4*X». Mas la idea no se halla sometida al desencubrimiento en el sentido de que, poniéndose a servicio de lo encubierto, lo haga comparecer. Pasa más bien lo contrario: el comparecer (el mostrarse) prefija lo que, respecto de su esencia y con referencia exclusiva a sí mismo, puede llamarse todavía desencubrimiento.
Así también, dentro de las motivaciones del nacimiento de la Verdad como valor, no solamente están basadas en una argumentación histórica, sino que además se da este nacimiento sustentado en una motivación racional fundada en la función que ha de cumplir el valor verdad dentro del ámbito de interdependencia con el poder, de esta forma veremos que estamos ante el imperio de la Ley, en definitiva el Estado Social de Derecho, debido a que es en este donde se va racionalizar la fuerza del poder, y para ello tiene que asumir un criterio de verdad dentro de la realidad, para la aplicación de sistema normativo dentro de una determinada comunidad, y/ o población. Solo con ello es posible crear ante el colectivo un real ambiente de seguridad, tranquilidad y certeza dentro de la interrelación de particulares, e incluso entre sociedad y Estado, dotándolos de conocimiento a lo que se tiene que atener por las conductas que asuman.
Para poder clasificar la relación <<ser-deber>>, conviene tener en cuenta que es uno mismo el hombre que existe y el que valora, tanto así mismo como las relaciones. Incluso quien se resiste a decidir decide. La cuestión es el grado de conciencia y el tipo de visión de conjunto con que se obtiene la orientación para <<dirigir la vida>>. Cada visión del mundo ha de entenderse, como una invitación a tomar posiciones, no como su sustitutivo.
Correlacionando lo señalado en el párrafo anterior diremos que los derechos vinculados a la seguridad jurídica son suficientes, y necesitan la argumentación que la verdad como valor puede dar, en vinculación con la libertad, ya que solo en la integración de estos tres y valores a los que dependiendo de la situación que presenta se pueda integrar, han de dar un adecuado sustento para la aplicación del derecho a la igualdad procesal y la igualdad ante la ley, siendo el caso más relevante el conjunto de las llamadas garantías procesales.
2. Motivación racional Filosofía y Ciencia, Dos caminos para alcanzar la verdad.
Para reconocer la realidad, podemos entrar en contacto con ella de distintos modos, teniendo como herramientas: la lógica -para organizarla y hacerla así manejable- y el lenguaje (para hacerla sólida y poder así compartirla). Gracias a ellas -aunque no sólo con ellas- construimos teorías científicas y sistemas filosóficos, las cuales discutimos, argumentamos.
Teniendo en cuenta esta radical diferencia entre una realidad continua, compleja y vastísima, y unas herramientas que la dividen, simplifican y reducen a un tamaño manejable, nos encontramos muchas veces con una inadecuación del lenguaje y del pensamiento discursivo (sistemas) para expresar la realidad, y en general, de la insuficiencia de los sistemas para pensar el mundo que nos rodea.[25] Paralelamente veremos que las limitaciones de los sistemas son dos: primero, puesto que los sistemas simplifican, siempre hay algo de la realidad que el esquema no atrapa; segundo, puesto que cada situación concreta es distinta, el querer aplicar un sistema ya hecho en lugar de ponerse a la tarea de pensar equivale simplemente a negarse a mirar la realidad que se tiene delante.
Un caso concreto de esta inadecuación entre nuestras herramientas y la realidad se pone de manifiesto al observar el carácter convencional de los límites de las clasificaciones. En los ámbitos veremos la vaguedad de muchos de los conceptos con los que tratamos de simplificar para comprender el mundo. Puesto que la realidad se nos ofrece como un continuo gradual, nuestras clasificaciones la dividen artificialmente y, en consecuencia, al tratar de aplicarlas a zonas de penumbra «no puede decirse ni pensarse de manera absolutamente clara y precisa «tal objeto está o no dentro de tal clase»[26].
Ahora bien, reconocer este carácter convencional de muchas clasificaciones, -y como consecuencia, la vaguedad irreparable en su aplicación- no implica tener que renunciar a su uso; sino precisamente, este reconocimiento conduce a saber servirse de las clasificaciones sin dejarse manejar por ellas. Las clasificaciones son herramientas utilísimas: son «esquemas para pensar, para describir, para enseñar y hasta para facilitar la observación«.[27] Pero saber servirse de una clasificación requiere ser consciente de este carácter instrumental, es decir, requiere no exigir que sea la expresión siempre equivalente de la realidad, sino que sea simplemente una guía; todo está en no creer que la realidad deba adaptarse a las clasificaciones; (no pedir a la clasificación más de lo que puede dar) sino aquello para lo que realmente ha sido creada. Por ejemplo cuando hablamos de la luz podemos describirla como: débil, de mediana intensidad, intensa, intensísima, convirtiéndonos en víctimas de esa clasificación si creyéramos que existe un límite preciso en que la luz deja de ser intensa para volverse intensísima[28]
En consecuencia, para pensar bien es preciso distinguir la realidad de su expresión. Las cosas son como son, pero cuando intentamos explicar cómo son mediante el lenguaje, la naturaleza de esta herramienta nos impide hacerlo de manera perfectamente ajustada: lo que obtenemos siempre, independientemente de que tratemos de hacerlo con mayor o menor generalidad, es una representación esquemática, y por tanto inadecuada por naturaleza. De ahí el peligro de la «trascendentalización», que consiste en trasladar al plano ontológico lo que pertenece al plano lingüístico[29]
El siglo XIX había sido el del triunfo arrollador de las ciencias sobre cualquier otro intento de explicar la realidad. El positivismo proclama la superación de la metafísica y establece el método científico como el camino seguro de acceso al mundo que nos rodea. Pero todo su éxito y sus posibilidades de aplicación práctica, no son sino sofisticadas herramientas para manejar la realidad. Y también aquí resulta falaz trascendentalizar, trasladar al plano real lo que sólo pertenece al ámbito de nuestra sistematización.
Queda establecido así que las ciencias son sistemas que los seres humanos usamos para conocer el mundo. Su carácter esquemático proporciona claras ventajas sobre otros modos de conocimiento (exactitud, reducción a leyes, capacidad de predicción). Pero ese mismo carácter esquemático es la causa de una insuficiencia que es importante no olvidar. Es aquí donde tenemos que resaltar la ventaja que tiene el pensamiento filosófico sobre el científico debido a que al estar menos mediado por esquemas previos (como se verá a continuación), es capaz de reconocer la diferencia entre las sistematizaciones y la realidad. La filosofía adquiere así, por añadidura, un papel clarificador respecto a las ciencias. De lo que se trata acá es de establecer el carácter instrumental de toda sistematización y así situar a la ciencia en su lugar, reconociendo su valor pero también sus limitaciones.
Existen diferentes modos de entrar en contacto con la realidad, siendo el conocimiento humano la única forma de tener una idea real o verdadera del mundo, pero que avanza al profundizar en sucesivos niveles de análisis. Por ejemplo, un cierto nivel de conocimiento sería el de un científico que estudia el movimiento sirviéndose de la noción de fuerza; pero es posible pasar a un nivel más profundo, en el que el científico analiza esta noción de fuerza, aunque dando por supuestos -sin analizarlos- los datos de la percepción; y es posible, todavía, un tercer nivel más profundo en el que se empiezan a analizar esos datos antes presupuestos; de este modo se va pasando, insensiblemente, a la filosofía, y un análisis filosófico de determinado nivel puede progresar con nuevos análisis en niveles cada vez más profundos.
Convirtiendo cada nuevo nivel en un distinto grado de generalidad y abstracción, por un lado, y de claridad y precisión, por otro. Es célebre la imagen Vaz Ferreriana del conocimiento humano como un mar, en el que la profundidad va emparejada con la pérdida de claridad[30]Al profundizar el conocimiento, se va pasando de lo concreto a lo abstracto, de lo menos general a lo más general, y por ello de lo diáfano a lo opaco. Todos estos niveles de profundidad son conocimiento; pero no en todos, el conocimiento se deja apresar de igual modo o, utilizando otra imagen Vaz Ferreriana, no es en todos los niveles igualmente sólido.
El mayor grado de solidez corresponde a las ciencias: hemos creado herramientas con las que tratamos de sistematizar la realidad en moldes precisos, y por eso «es muy fácil ver y describir», es decir es fácil pensar la realidad lingüísticamente y comunicarla a otros. Utilizando un lenguaje con significados precisos, el conocimiento se solidifica, lo podemos agarrar con las manos y apoyarnos en él. La sistematización, los esquemas rígidos de las ciencias, son como un esqueleto que lo sostiene en pie. El inconveniente, es que la realidad es mucho más que este esqueleto, nuestras sistematizaciones siempre se quedan cortas comparadas con la riqueza de lo que queremos conocer.
El conocimiento no acaba con el conocimiento científico: es necesario por ello buscar profundizarlo, en ese paso se produce el análisis filosófico, dejando de lado las herramientas precisas, tratamos de entrar en contacto con la realidad de manera más directa. Sin el esqueleto de los sistemas rígidos, el conocimiento se vuelve entonces fluido: las palabras ya no tienen un contorno tan definido y, en consecuencia, es más difícil comunicarse y ponerse de acuerdo. El no dejarse agarrar es el precio pagado por un conocimiento plástico, que se adapta mejor a los claroscuros de la realidad.
Al profundizar se abandona un conocimiento muy preciso de un trozo pequeño de realidad, para ir pasando a conocimientos cada vez más confusos de ámbitos cada vez más amplios de realidad[31]En el nivel de las ciencias la realidad esquematizada es fácil de describir, y el lenguaje de significación fija pone a cada cosa en su sitio, aunque lo que vemos de este modo sea sólo un dibujo muy pobre de lo que teníamos delante. Con el análisis profundo, se va ampliando el ámbito de realidad conocida, pero se incrementa la confusión[32]
Las ciencias nos dan un conocimiento de la realidad que tiene la ventaja de la claridad y precisión: con herramientas afiladas es mucho más fácil manejar la realidad. Pero sería tan absurdo creer que con eso se conoce todo, como pretender para la filosofía la misma precisión de las ciencias. En contraste con la solidez de las ciencias, la ventaja de la filosofía es que se ocupa, en planos más generales y abstractos, de problemas vitales como la libertad, Dios, la inmortalidad; aunque deba pagar el precio de contentarse con un saber menos sólido.
La oposición entre ciencia y filosofía, desde que el progreso de las ciencias comenzó a deslumbrar a la humanidad, ha sido entendida a menudo como un contraste entre el verdadero conocimiento y la ilusión. Pero realmente lo que se considera un ámbito conocido y seguro, a medida que continuamos buscando se vuelve desconocido e inseguro[33]Es en este punto en que es necesaria la continuidad entre ciencia y filosofía, en dos formas: en el de ausencia de oposición y en el de ausencia de solución de continuidad. Las dos «trabajan en continuidad, no opuestas sino unidas»
El estado natural del conocimiento humano es la «confusión luminosa», porque lo que se quiere es tener contacto directo con la realidad, y que los conocimientos aparentemente sólidos son sólo el resultado de la decisión de sacrificar el ansia de realidad por la seguridad de los límites precisos.
Concretando la idea hasta este punto, podemos decir que la ciencia va a ser un punto de apoyo, basado en el uso de códigos que son conocidos por un colectivo y/o universales, lo que da como resultado tener un plano de abstracción determinado. A la filosofía le falta esa firmeza, debido a su análisis constante, pasando de un plano de atracción a otro, el cual cada vez es más profundo. En consecuencia, las palabras no tienen un significado determinado, cambiando cuando se pasa a otro plano[34]Pero esta oposición entre ciencia y filosofía vuelve a ser más aparente que real. Por una parte, también la filosofía puede -y debe- precisar el significado de los términos que utiliza, y especificar el plano mental en que trabaja. Además, el punto de apoyo de las ciencias no es absoluto, sino decidido: convencionalmente, se ha fijado el significado de las palabras y se ha detenido el análisis en un plano, que se toma como los «datos» de partida.
Según Vaz Ferreira, entre «ciencia pura» y «filosofía pura» hay planos intermedios de conocimiento de la realidad, y realiza una crítica a los «ingenuos positivistas de primera hora» que pretendían hacer sólo ciencia. Entiende que esta pretensión se parece a la de querer igualar una tela desflecada cortándola por el borde: lo único que se consigue es que se vuelva a desflecar. No es posible esa opción por la ciencia frente a la filosofía, porque es la realidad misma la que se resiste finalmente a ser encerrada en moldes precisos, la que nos impone pensarla de maneras cada vez más plásticas. Y en este proceso no hay un límite, aunque sí un objetivo nunca completamente alcanzado: la verdad[35]
Ante la posición científica proclamada asumimos que existe una doble perspectiva respecto al positivismo: a) «positivismo malo», porque busca limitar en forma sistemática el conocimiento humano a la sola ciencia[36]b) «positivismo bueno», que no e trata de hacer exclusiones dentro de proceso de descubrimiento de la verdad[37]). Tanto la ciencia como la filosofía contribuyen al conocimiento de la realidad. La ciencia aporta solidez, útil desde un espectro fáctico y a filosofía nos hace abandonar la seguridad, mostrando la inmensidad del mundo real.
Asimismo, señala Vaz Ferreira, que la metafísica: constituye la más elevada forma de la actividad del pensamiento humano, mientras no pretenda tener el aspecto de claridad y precisión de la ciencia[38]
Si se asume de forma positiva lo señalado veremos que nos encontramos con realismo optimista. Nadie ha alcanzado la verdad firme, pero esto no quiere decir que la verdad sea puro sueño, pura ilusión: lo que ocurre es que la verdad no tiene por qué ser firme. Por ello es necesario la búsqueda de la verdad sin sistemas: «la verdad se ha de buscar directamente»[39] y es en esta búsqueda, en la que todos los esfuerzos se suman, los grados de certeza son bienvenidos.
En resumen, diremos que frente a la alternativa «cientificista o enemigo de la ciencia», debemos situar en su lugar las contribuciones de la ciencia y de la filosofía al conocimiento del mundo: la ciencia aporta solidez y control; la filosofía amplitud y profundidad. En ambos casos, la aportación es valiosa pero parcial. Por esta razón la ciencia y la filosofía no deben trabajar solitariamente, sino por el contrario se deben complementar, para sumar sus pequeñas verdades en ese camino hacia la verdad inagotable. Respecto a la disyuntiva «escéptico o dogmático», debemos asumir que la verdad será siempre algo que se busca, no algo en lo que uno se instala: por eso, del mismo modo que los pequeños logros de ciencia y filosofía no deben absolutizarse, sus fracasos o sus limitaciones tampoco deben ser vistos como frontera insalvable para el conocimiento humano.
Para culminar este apartado diremos que ante el dilema » pragmatista o racionalista», no debemos olvidar que la imagen del mundo que nos hemos formado para poder actuar, no está compuesta sólo de conocimientos ciertos. Por este motivo es importante asumir una posición ideológica o teoría, aunque no se vean claramente sus resultados o beneficios inmediatos[40]y por ello es legítimo que los científicos trabajen con hipótesistentativas -incluso contradictorias entre sí-[41] filósofos discutan los problemas teniendo en cuenta muchas ideas al mismo tiempo[42]y que ambos sepan sacar provecho de los errores[43]En definitiva, la cooperación de ciencia y filosofía será efectiva si ambas reconocen su respectivo alcance y sus límites, y si lo hacen con una actitud no arrogante respecto a la verdad.
3.- Algunas Nociones sobre Verdad.
La verdad es buscada en la religión, filosofía, abogacía y la ciencia; para ello, estos campos utilizan diferentes métodos teniendo como mira el alcanzar este objetivo. No con sorpresa, se aprecia que el uso compartido de una sola palabra en todos estos campos provoca con facilidad confusión y conflicto. Incluso la verdad, como la bondad y la belleza, es un tema perenne para la humanidad.
Según la teoría de la adecuación, la verdad es la conciliación -no la identificación- entre las cosas y el entendimiento. Más verdadera será mi comprensión, cuanto más semejante sean a las cosas. Es una teoría de origen aristotélico-tomista.
La Verdad suele definirse como la conformidad existente entre lo que se expresa y la situación real de algo o el concepto real que se tiene acerca de un tema.
Las proposiciones, declaraciones, juicios, etc., se dice que son verdaderas, y son llamadas portadoras de verdad por los filósofos. Algunos de estos excluyen una o más de estas categorías, o argumentan que algunas de ellas son verdad sólo en un sentido derivado.
Los filósofos han alegado que las proposiciones y similares entidades abstractas, son misteriosas y suministran poca aclaración; las sentencias seguras, o incluso palabras de las sentencias, son más claras y portadoras de la verdad.
Para Martin Heidegger, la verdad más originaria se halla en un plano previo a las proposiciones, sentencias, declaraciones, juicios. Esta posición nos lleva a un replanteamiento de la verdad de la proposición o la verdad del juicio, puesto que nos conduciría a movernos en las raíces de la verdad tal como ha sido habitualmente entendida, raíces que hasta ahora no han sido desarrolladas de manera suficiente. Para él, verdad, ser y hombre son inseparables[44]No es posible, en rigor, abordar un ingrediente de esta tríada sin abordar necesariamente los otros dos. Habitualmente, se conoce su interpretación de la verdad como la teoría de la verdad en tanto alétheia: des-encubrimiento. También la postura de José Ortega y Gasset, podría ponerse bajo ese rótulo.
4. Posiciones frente a la Verdad
Filósofos y lógicos han propuesto diversas teorías sobre la verdad, que ahora son frecuentemente clasificadas en dos campos, ocupándonos aquí de una de ellas que es trascendente para nuestra investigación. Ambas posturas concuerdan en sostener que la gramática superficial que parece predicar verdad o falsedad, puede ser tomada en serio. Así pues, de acuerdo con esas teorías, la verdad necesita explicación y es algo sobre lo cual se pueden decir cosas significantes
a. La Teoría De La Correspondencia De La Verdad O Adecuación
También conocida por la teoría de la adequatio rei et intellectus. La verdad se entiende como una relación de concordancia entre el lenguaje y su referente extralingüístico. Wittgenstein en su legendario Tractatus logico-philosophicus: el lenguaje -como proposiciones lógicas- es una figura de la realidad. El lenguaje puede intentar representar la realidad, pero tal intento, por muy bien construido que esté, es posible que no figure al mundo ni por asomo. Según la versión tomista de la adecuación, es el intelecto el que debe adecuarse a la realidad (asimetría adecuacionista): debemos pensar las cosas conforme con lo que son.
Dentro de las teorías que asumen una posición similar a la teoría de la correspondencia podemos apreciar a:
- La teoría de la coherencia, señala a la verdad como coherente con algún grupo específico de sentencias o, más a menudo, de creencias. Normalmente, la coherencia es tomada para implicar algo más fuerte que mera consistencia: la justificación, evidencia, y comprensión del conjunto de creencias son restricciones comunes.
- La teoría del consenso indica que la verdad es cualquier cosa que es acordada, o en algunas versiones, que podría llegar a ser acordada, por algún grupo específico.
- El Pragmatismo ve la verdad como el éxito de consecuencias prácticas de una idea, basados en su utilidad.
- El Constructivismo Social, sustenta que la verdad es construida por procesos sociales, y que representa los esfuerzos de poder dentro de una sociedad.
- La Teoría Reduccionista desde este punto de vista Gottlob Frege y F.P. Ramsey, la creencia de que la verdad es una propiedad es sólo una ilusión causada por el hecho de que tenemos que predicar «es verdad» en nuestro lenguaje. Como la gran parte de los predicados nombran propiedades, nosotros asumimos de forma natural que «es verdad» también lo es. Pero, los reduccionistas o llamados también desinflatorios dicen, que las declaraciones que parecen decir la verdad realmente no hacen más que indicar estar de acuerdo con la declaración. Como sucede con la teoría redundante de la verdad[45]
La idea de que algunas declaraciones son más acciones que declaraciones comunicativas, no es tan extraña como podría parecer. Considerar, por ejemplo, que cuando la novia dice «Sí, quiero» en el momento adecuado en una boda, está realizando el acto de tomar a ese hombre como esposo de por ley. No está describiéndose a sí misma como tomando a ese hombre.
Otra teoría que nace de la teoría reduccionista, es la teoría de la descontextualicación que usa una variante del esquema de Tarski: Decir que ‘»P» es verdad’ es decir que P. Una de las versiones más minuciosamente resueltas de esta perspectiva es la teoría pro-sentencia de la verdad, desarrollada por primera vez por Dorothy Grover, Joseph Camp, y Nuel Belnap como una elaboración de las alegaciones de Frank P. Ramsey. Argumentan que afirmaciones como «Eso es verdad» son pro-sentencias, expresiones que sólo repiten el contenido de otras expresiones.
5. La Verdad y sus formas
a. Subjetiva vs. Objetiva
Cuando nos hablamos de verdad subjetiva nos referimos a aquella afirmación o aquella negación según sea el caso, con la cual estamos íntimamente familiarizados. Que me guste el brócoli o que me duele el pie son ambas subjetivamente ciertas. El Subjetivismo metafísico sostiene que todo lo que tenemos son estas verdades. Esto es, que todo acerca de lo que podemos saber es, de una forma u otra, nuestras experiencias subjetivas. Esta visión no rechaza necesariamente el realismo. Pero al menos sostiene que no podemos tener conocimiento directo del mundo real.
En oposición, encontramos a la denominada verdad objetiva, señalando como tal a las preposiciones o sentencias que pretenden ser de alguna manera independientes de nuestras creencias subjetivas y gustos. Dichas verdades no subsistirían en la mente pero si en el objeto externo. Esta verdad es demostrable científicamente ya que es un hecho o fenómeno que ocurre independientemente de la existencia del ser humano. Por Ejemplo, la ley de Gravedad existe, independientemente de la presencia o ausencia de seres humanos sobre la Tierra. Podría argumentarse que la ley no existiría si no hubiera humanos en la Tierra puesto que no habría personas que la formulasen, sin embargo, esto no evitaría que los cuerpos sean atraídos hacia la Tierra ya que la fuerza de gravedad existiría de todas maneras.
b. Relativa vs. Absoluta
La verdad relativa viene hacer aquel conjunto de ideas, proposiciones, sentencias, que van a ser verdaderas dependiendo de la interrelación con un determinado ordenamiento normativo. Con regularidad, la norma mencionada está fundada en los principios de la propia cultura. Basados en el relativismo como doctrina, se establece que todas las verdades de un dominio particular (dígase moral o estética) son de esta forma, y el Relativismo implica que toda verdad sólo es en relación a la propia cultura.
Las verdades relativas pueden ser contrastadas con las verdades absolutas, pero no se puede olvidar porque se hace una ilusión. Estas últimas son ideas o proposiciones que son tomadas como verdaderas por todas las culturas y eras. Estas ideas frecuentemente son atribuidas a la misma naturaleza del universo, de Dios, la naturaleza humana o a alguna esencia fundamental o significación trascendental.
El absolutismo en un dominio particular del pensamiento es la visión de que todas las premisas en tal dominio son absolutamente ciertas o absolutamente falsas: Ninguna es verdadera para una cultura o era mientras es verdadera para una es falsa para otras. Un ejemplo de ello es el absolutismo moral es la visión de que todos los reclamos morales como «La eutanasia está mal» o «La solidaridad es buena» son completamente verdaderas o falsas para todas las culturas en todas las eras.
Finalmente tenemos que tomar en cuenta la importancia que tiene diferenciar la verdad de lo válido, la veracidad de la validez. Una cosa es verdadera cuando es corroborada en la práctica. En cambio, se dice que algo es válido cuando no tiene comprobación en nuestra la realidad, sólo en nuestra mente. Una teoría que no es comprobada en la realidad no puede tener el rango de verdad ni de falsedad.
Conclusiones
Si ha quedado claro que la libertad es el referente central de los derechos, el cual complementado por otros valores -igualdad, seguridad, solidaridad y verdad- va generando el sustento filosófico de los derechos fundamentales.
Veremos que tras el desarrollo del los valores que señalamos, el valor verdad esta incluso en cada uno de ellos, a veces en forma clara y otras en forma tácita, dentro del ámbito de fundamentación de los derechos. Consecuentemente, habiendo desarrollado las nociones básicas de valores como la libertad, seguridad, solidaridad e igualdad, en los contenidos anteriores a este apartado, pasaremos a indicar como la verdad va a dar un contenido importante a estos, los cuales pasan a ser una carta de derechos.
Si hemos afirmado la importancia de la libertad, tenemos que afirmar también y ante todo la protección de la vida del portador de la libertad. En segundo lugar tener que tener en claro que la libertad no solo es una decisión, sino también u <<apurar>> a fondo una decisión, y por eso mismo el poder sondear en la vida el contenido de la decisión tomada[46]En otras palabras, va transformarse en aquel derecho por el cual una persona puede decidir y controlar libremente su comportamiento, con conocimiento de las circunstancias que esta ha de traer consigo[47]veremos que si existe un elemento que obstaculiza este conocimiento, información, el cual puede ser por una causa de particulares, o incluso por la intervención del Estado, y por este motivo no podamos tener acceso a la información verídica o verdadera de la situación que ha de acontecer ante las decisión que tomemos, veremos que este derecho a la libertad se ve recortado, y por consecuencia no se podrá gozar del derecho a la libertad en la plenitud de lo que realmente se quiere alcanzar que es la dignidad del hombre, y donde este puede realizar cabalmente su proyecto de vida[48]
Respecto al valor seguridad en la cabalidad de sus dimensiones, como principios de organización, es necesario que dentro de sus contenidos del valor verdad este inserto. De lo contrario si vemos que se trata de principios de organización, estos no se pueden dar en base a una especulación o suposición del legislador, sino por el contrario que deben estar fundadas en una pre concepción de acuerdo a la veracidad de la situación, solo así se podrá generar dentro de un Estado Democrático, un ordenamiento normativo, que pueda ser promovido y garantizado por el propio Estado de forma válida y eficaz. Asimismo, si cuando nos ocupamos del la seguridad jurídica como un elemento que va servir como un remedio tranquilizante dentro de la sociedad, al saber que es lo que va ocurrir ante ciertas conductas, tenemos que asumir que dentro del proceso de aplicación de las herramientas coercitivas y punitivas que tiene el Estado, que primero tiene que establecer un grado verdad en los hechos que han acaecido, en este caso vernos que es de aplicación la verdad relativa.
El valor solidaridad va desarrollar las dimensiones comunitarias, como la interacción entre los seres humanos, pero esta interacción no puede realizarse, si dentro del proceso no existe el elemento de verdad, este punto se puede ver claramente en aquellos procesos de violencia política interna dentro de los Estados, donde producto del afán de alcanzar el poder, y en nombre de la Justicia Social, se han vulnerado derechos inherentes de un colectivo, una sociedad. De acuerdo a esto como el Estado puede afirmar que el ordenamiento normativo que elabora a favor de estas víctimas, sea fundado en la solidaridad, si como dijimos anteriormente, la para la existencia de solidaridad debe existir un conocimiento cierto o verdadero de los acontecimientos que sucedieron o de la problemática que viene viendo un determinado grupo vulnerable.
Al hablar de la igualdad como valor tememos que dar por asumido, que así como la solidaridad, lo que se inquiere es que el ejercicio pleno de la libertad sea expandible a la mayor cantidad de personas, lo cual genera que para que se proceda a dar un trata equiparable entre los miembros de una sociedad, es necesario establecer cuál es la verdadera situación en la que se encuentra. Al asumir esta verdad recién el Estado a través de sus diferentes organismo e instituciones podrá, establecer una adecuado tratamiento igualitario ya esa dentro de los tres ámbito de aplicación.
Para culminar, diremos que si se ha dado satisfacción a anhelo de la paz social dentro de una comunidad, mediante la mediación de los espacios libertad, pero estas no se han de concretar si no existe un pleno uso de la verdad como valor, ya que sin ello no se puede dar una autentica mediación de los espacios de libertad, y por ende no se puede arribar a la ansiada paz social.
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